Protagonistas del Cambio

Esta mañana pasé por casualidad por delante de la Audiencia Provincial de Oviedo y ví a un grupo de personas con pancartas y una tienda de campaña. Me acerqué y vi como este pequeño grupo pedían firmas para la reapertura del caso del asesinato de la joven Sheila Barrero en Degaña. El caso había sido archivado dejando el crimen sin resolver. Entiendo que para mucha gente firmar en este tipo de tenderetes pueda no suponer nada. Pero yo creo que ese gesto, ese símbolo, es mucho más que un simple garabato en una hoja de papel. Estoy seguro de que familiares y amigos de Sheila agradecen todas y cada una de esas firmas de corazón. Para ellos ya no hay consuelo, pues nunca recuperarán a quien querían, pero por lo menos de esta manera se sienten arropados por la sociedad asturiana, por tantos y tantos ojos anómimos que estos días ven como esta familia sigue luchando. Por eso creo en la solidaridad como principio, y en la necesidad de actuar de lo local a lo global. Desde una injusticia atroz cometida en una pequeña localidad asturiana, hasta lo que sucede muy lejos de aquí, a muchos kilómetros. La solidaridad debe ligarse al internacionalismo, a la importancia de ver más allá de nostros mismos. Porque en realidad somos uno. Y por todo ello apoyo el trabajo que realizan miles de voluntarios de Amnistía Internacional en todo el mundo: defender los derechos humanos. Hace poco leí en otro blog cómo una víctima de la tortura de un Gobierno de dudosa moral decía cómo gracias a Amnistía Internacional estaba vivo. Su sufrimiento fue brutal e inhumano, pero no se atrevieron a matarlo. ¿No merece la pena trabajar por la justicia solamente por oír un testimonio como éste?